El PSOE lamenta que el Consejero de Cultura, Fernando Rivarés, desprecie el consenso para planificar la nueva etapa del Centro de Danza de Zaragoza, y censura una maniobra de dudosa elegancia política del concejal de ZeC, que presentó públicamente este proyecto, inmediatamente después de que los grupos le ofrecieran no votar esta iniciativa en el Patronato de Artes Escénicas para realizar un estudio conjunto y buscar la unanimidad.
La concejala socialista de Cultura, Lola Ranera, no termina de entender las maneras de hacer política del responsable de ZeC, que había citado a los representantes de los grupos mañana, jueves, a las 8.30 horas, para tratar de consensuar el proyecto que todas las formaciones creen necesario. Ranera asegura que “hacer trampas no favorece ningún clima de colaboración y hacérselas uno mismo, no es sinónimo de eficacia en el trabajo”.
La concejala socialista explicó que cuando Rivarés y el gerente del Patronato de Artes Escénicas , Víctor López, hablaron de este proyecto en la reunión que el patronato celebró el lunes, se pusieron de manifiesto “las debilidades” de las bases que se iban a aprobar. Asimismo, PP y CHA llamaron también la atención sobre otros aspectos que no hacían esta propuesta del agrado de los grupos. Sin embargo, señaló Ranera, todos los grupos estuvimos de acuerdo en no resolver este debate con una votación que no avalara la nueva fase del centro. Por eso se decidió posponer el debate y emplazarse de nuevo para favorecer el consenso en una actividad que no sólo debe impulsar la formación en esta disciplina, sino que debe ser seña de identidad y marca de ciudad.
La decisión de Rivarés de aprovechar la buena fe de los grupos y dar a conocer el proyecto sin aval y de manera unilateral evidencia la aversión que sienten por el debate y la negociación. Pero, además de situarse en las antípodas de los mecanismos de debate democrático, lo triste es que el nuevo Centro de Danza de Zaragoza necesita que se le dé vida, necesita que se vuelque con los jóvenes , pero necesita a las compañías de referencia, que son las que dan resonancia al trabajo de la danza, además de oportunidades a los bailarines.
Rivarés se ha empeñado en llenar el centro, de ocuparlo, dando la impresión de que ha tejido una estructura compleja que abarca todos los aspectos de la danza, cuando sólo es una reunión heterogénea de colectivos sin un proyecto que les aglutine. Su cartografía de la danza es una cartografía de andar por casa , y desde luego no hay ningún revulsivo para volver a poner a nuestra ciudad en los grandes circuitos internacionales. Este localismo y esta supuesta autarquía es una constante en la política de empobrecimiento cultural que ha puesto en marcha un supuesto hombre con sensibilidad cultural como Fernando Rivarés.
El PSOE apoyará todas las manifestaciones culturales de la ciudad, pero no comparte que el nuevo Centro de Danza nazca sin ambición, y con más perfil de centro cívico o escuela de artes que de enseña de la danza zaragozana.